La Revolución tiene que ser Feminista 

León, Guanajuato

Ciencia, Educación y Tecnología

La Revolución tiene que ser Feminista

Por Nuria Yamada   08/03/16

La frase ‘La revolución tiene que ser feminista’, seguramente la hemos escuchado varias veces. Es común verla en graffitis en las paredes de los  grupos de trabajo comunitario o escucharla entre los activistas de Derechos Humanos. Para poder exponer los alcances de esta frase es necesario definir los ejes revolución y feminismo.

 

La revolución podemos conceptualizarla como un cambio social en la estructura de poder y organización. Desde diferentes ámbitos (social; cultural; religioso; económico) se busca la ruptura del orden establecido. La revolución social busca la transformación del conjunto de relaciones e interacciones sociales cotidianas.

El feminismo es malamente entendido; campañas y sistemas patriarcalitas se han encardo de crear un imaginario terrorífico y bizarro sobre él. “El feminismo no muerde”, comenta la antropóloga e investigadora Marcela Lagarde en una entrevista ante el constante ataque que recibe (si logramos entender al feminismo como el movimiento socio-político centrado en el progreso e igualdad social y cultura de las mujeres desde la toma de conciencia de que no existe un único modelo de mujer, sino una diversidad de ellas determinadas por cuestiones sociales, étnicas, nación, o religión), el feminismo no sólo busca la igualdad en las leyes, también la igualdad real, cuestiona tradiciones machistas en nuestras sociedades para eliminar prácticas discriminativas contra las mujeres y que también afectan a los hombres. El feminismo está en contra de todo tipo de opresión y discriminación. Cuestiona, critica y propone nuevas formas de relaciones de poder dentro de las estructuras de género.

La perspectiva de género permite abordar las experiencias humanas desde significaciones atribuidas a ser mujer o ser hombre. Estas significaciones son variables dependiendo de lo cultural, geografía, y contexto histórico.

 

La perspectiva de género está basada en la teoría de género y se inscribe en el paradigma teórico histórico-crítico, y en el paradigma cultural del feminismo… tiene como uno de sus fines contribuir a la construcción subjetiva y social de una nueva configuración a partir de la re-significación de la historia, la sociedad, la cultura y la política desde las mujeres y con las mujeres”. (Lagarde, 1996:13)

 

Desde esta posición, la revolución feminista busca re-construir estos conceptos limitantes que solo quiere agrupar a las personas en arquetipos cargados de estereotipos, incorporar la visión o la perspectiva de género es visibilizar a las mujeres y las relaciones de poder entre ambos géneros, repensar las dinámicas sociales y culturales que tenemos entre mujeres-mujeres, proponiendo la solidaridad y concordia entre mujeres en vez de competencia; mujeres-hombres, desde los modelos sociales de ser hombre.

 

Sin perspectiva de género no hay cultura de la paz

La perspectiva de género cuenta con una función develadora  y critica de la violencia relacionada a la desigualdad de género y reconstructiva ante la posibilidad de relación entre hombres y mujeres desde la equi-valencia[1]; vincular y solidarizar las separaciones, prolongando una ética de solidaridad y vínculo entre seres humanos. Siendo esto fundamental para la cultura de la paz.

Es innegable la tensa situación que se está viviendo dentro de la sociedad mexicana, en especial en términos de violencia y Derechos Humanos. Días como hoy (8 de marzo) son conmemoraciones y recordatorios de la lucha que se ha estado generando desde y para las mujeres por el Derecho Humano a la Igualdad, un derecho que se mal interpreta en el concepto de que todos y todas debemos ser iguales, en lugar de que desde nuestras diferencias, todos tengamos derechos iguales.

La violencia estructural que vivimos está alimentada por una cultura machista y misógina que limita las capacidades expresivas y de relaciones ente hombres y mujeres. Nos encontramos inmersos en dinámicas de poder jerárquicas que nos presionan al grado de mejor alinearnos antes de ser parias sociales. El atribuir que la revolución tiene que ser feminista,  es porque el feminismo reconoce la diversidad como una fuerza antes que un problema; porque desde la multiculturalidad se busca la unidad humana. El modelo hegemónico de hombre blanco occidental es antiguo y eurocentrista; necesitamos descolonizarnos, contribuir a la integración y desarrollo simultaneo. La educación para la paz con enfoque de género es transformación social, eliminación de las violencias estructurales y desarrollo de las potencialidades humanas.

Para que en realidad exista un cambio social y de poderes, debemos cuestionarnos desde nuestro género la posición social que tenemos, cuáles son nuestros alcances y metas; cómo fuimos programados desde el nacimiento para cumplir con ‘obligaciones’ específicas, como estas ‘obligaciones’  nos han ido limitando a nosotras y a todas las personas. Contribuir a un movimiento que no cuestiona estas estructuras es seguir juntado piedras dentro de un costal roto. Si no nos entendemos primero como humanos y nos respetamos como tales, siempre existirán diferencias que nos separen y enlisten verticalmente. La sociedad como la conocemos se está derrumbando y la perspectiva de género se presenta como la manera más completa de construir una nueva comunidad.

 

Bibliografía

Perspectivas de género como pieza fundamental en trabajo social”. Brioso Jiménez, Ana. Sevilla, Diciembre 2011.

Género y educación para la paz: Tejiendo utopías posibles. A. Jeanette Bastidas Hernández-Raydan. Universidad de Granda. Granda, España. Julio-Diciembre 2008

El feminismo no muerde”; Entrevista Dalia Acosta hacia Marcela Lagarde. Inter Press Service, Agencia de Noticias. La Habana 18/Agosto72010.

Feminismo, género e igualdad. Marcela Lagarde y Amelia Valcárcel. Pensamiento Iberoamericano.

Construyendo libertades, defendiendo dignidades. Manual para formación de Defensoras comunitarias de Derechos Humanos de las Mujeres. Centro de Derechos Humanos Victoria Diez. Septiembre 2014.

 


[1] Carmen Magalón, señala que la valencia es una propiedad de los átomos que expresa su capacidad para unirse entre átomos, formando moléculas y, así, nuevas sustancias. Utiliza ese término porque la valencia es una propiedad activa, no es sólo un adjetivo que califica. 


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