Electrizante Cuarteto Fauré en el Forum

Para cerrar el primer domingo de Cervantino en León, el Auditorio Mateo Herrera lució un lleno para el concierto del Cuarteto Fauré. Agrupación alemana de alto nivel con 20 años de trayectoria, que quedaron manifiestos en su presentación. A la sala especializada; Mahler, Mozart y Brahms fueron invocados para vibrar con las cuerdas de los cuatro instrumentos.

Para el domingo 11 de octubre, el Auditorio Mateo Herrera, considerado hoy día como uno de los mejores espacioso para disfrutar de conciertos de música de cámara, recibió al Cuarteto Fauré. Una agrupación creada en 1995 en honor a Gabriel Fauré, y aunque este último no fue muy adepto a este estilo musical; la agrupación destaca por sus interpretaciones de cámara.

Para el Cervantino en León presentaron un programa que arrancó con el Movimiento de cuarteto con piano en La menor de Gustav Mahler. Una pieza que forma parte de la ‘juventud’ musical del compositor Bohemio-Austriaco. Aunque el autor no se acercó demasiado al repertorio camerístico, “muestra rascos típicos del compositor, como son: el uso de citas .., la originalidad, y un carácter rap´sodico y cromático”, como señala el musicólogo encargado de las nota al programa, Josep Jofré.

Así abrió la agrupación alemana, con un fuerte violín marcando la melodía a cargo de Erika Geldetzer; acompañada de la viola de Sascha Frömbling y el chelo de Konstantin Heidrich, cuyos movimientos durante sus interpretaciones, dieron incluso un caracter escénico a la música. Arcos acompañando al intrépido y dinámico trabajo del pianista Dirk Mommertz.

La esencia de revelación llegó con Mozart y su cuarteto en Mi bemol mayor; y una pieza mas de Johannes Brahms. En ambas piezas encontramos un electrizante concierto, donde el misterio se mezcla con los temas largos y profundos, y en el caso de Brahms, nos conduce a una vertiginosa y “electrizante vitalidad”.

Al finalizar el concierto, el público aplaudió de pie la intensa labor del Cuarteto Fauré, quienes por más de 70 minutos interpretaron a alta e intensa velocidad sus instrumentos, dejando como regalo para León, una última pieza de origen latinoamericana.

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