Color contra la violencia, Colectivo Germen

No se trata de maquillar un problema social, sino mejorar el entorno urbano. Realizar un proyecto artístico de grandes dimensiones en una zona en donde impera la pobreza, la violencia y desesperanza, (como hizo Germen de nuevo muralismo mexicano en el pueblo de Palmitas) implica algo más que una gran cantidad de pintura. Se trata de un acto de solidaridad y compromiso con los habitantes de esta zona.

Lograr que miles de ojos se posen sobre un pueblo abandonado en donde la drogadicción y las manifestaciones de violencia son cosa de todos los días, no es tarea fácil. Sin embargo, Germen lo logró y con creces al realizar un colorido mural de más de 20 mil metros cuadrados sobre las fachadas de 209 casas en el pueblo de Palmitas, Pachuca Hidalgo.

El gobierno fue el encargado de contratar a los artistas urbanos que lograron cambiar la cara de Palmitas y las de sus habitantes.Aunque se pudiera pensar que el gobierno únicamente trata de maquillar un problema social al salpicar de colores alegres a una zona que es por demás gris, el trabajo de Germen deja mucho que pensar, ya que su mural de enormes dimensiones te invita a pensar en quienes habitan en las ahora, llamativas casas.

El proceso artístico, también implicó un acercamiento con los pobladores de Palmitas y los videos que ahora circulan en las redes sociales sobre la intervención de Germen,es un elemento extra que nos permite conocer a sus habitantes. 

Fueron 452 familias, 1808 personas las que contemplaron, día a día, como sus casas se vestían primero de blanco y luego de varios colores: rosa, verde, azul, amarillo, rojo, violeta y naranja. Mientras, la paleta de tonalidades brillaba en los ojos de los niños que se asomaban desde sus ventanas, incrédulos de lo que ocurría.

Esta intervención nos invita a reflexionar: quizás el arte en sus distintas manifestaciones verdaderamente sirve para cerrar heridas, o por lo menos para curarlas, como ya se ha demostrado en otras partes del mundo como es el caso de Colombia.

Este colectivo de artistas urbanos está convencido de que  las calles iluminadas, pavimentadas y ahora coloridas, inspiran a la convivencia pacífica, en cuanto que el arte puede ser una de las armas más poderosas para combatir la etapa de ferocidad que atraviesa nuestro país.