Villaurrutia: del amor a la muerte y la poesía

Considerado como uno de los tres más importantes poetas del grupo de Los Contemporáneos, junto con Carlos Pellicer (1897-1977) y José Gorostiza (1901-1973), Xavier Villaurrutia (1903-1950), era un personaje enamorado de la muerte, aseguró el escritor Luis Tiscareño, durante la presentación de la reedición del poemario Nostalgia de la muerte a cargo de Orquidea Errante Editores

“No estaba enamorado del hecho de morir, sino de la muerte como un ser, al cual él deseaba estrechar, pero como es una cosa imposible, este poema (Nostalgia de la muerte) maneja toda esta posibilidad del hombre frente a este panorama”, dijo el escritor durante la presentación del poemario en la Casa del Poeta Ramón López Velarde, en la Ciudad de México.

Convencido de que la poesía se lee, a pesar de no ser un género preferido, Tiscareño indicó que la referida publicación, en la que el tema central es la muerte, conmemora los 110 años del autor que cultivó los géneros de poesía, crítica literaria y dramaturgia.

“Se trata de una edición crítica, cuya idea es restaurar y volver a interpretar la poesía de Villaurrutia, eliminando todos los improperios cometidos por anteriores ediciones.

“Villaurrutia publicó muchos poemas en revistas y cuando se hicieron ediciones del poeta, se cambiaron versos, palabras y otras veces los editores cambiaron por error, palabras, versos o bien, estrofas”, señaló.

De tal modo que, dijo, fue necesario hacer esta edición para que se lean los poemas como deben leerse, de acuerdo a como el propio autor deseó que se leyeran.

“Nostalgia de la muerte” está divido en “Los nocturnos” y “Nostalgia de la muerte”, son más de 20 poemas los que se incluyen.

“Este libro es una de las obras más importantes no sólo de Villaurrutia sino de la poesía mexicana del siglo XX, pues el autor hizo una serie de aportaciones estilísticas, en cuanto al uso de metáforas y figuras retóricas, les dio una nueva dimensión estética y poética".

De acuerdo con Tiscareño, a 110 años del natalicio de Villaurrutia, “continua vigente, se sigue leyendo, a pesar de ser un poeta complicado, por el manejo de su lenguaje y figuras retóricas, su poesía es de mucha sensorialidad, una poesía compleja”.

Tiscareño recordó que esta obra iba a salir en el 2013, en el marco de los 110 años de su natalicio, pero la edición fue aplazada.

En este texto, bajo el sello de la Orquídea Errante, el lector se encuentra con la crítica literaria del propio Luis Tiscareño, además de que desglosa la intención del poeta, sobre qué tratan sus poemas, por qué los escribía, qué temas eligió y por qué.

Deseos, desesperación, todo ello vinculado con la muerte, son algunos de los temas que se abordan en dicho texto.

"Nostalgia de la muerte"

Décima Muerte

¡Qué prueba de la existencia
habrá mayor que la suerte
de estar viviendo sin verte
y muriendo en tu presencia!
Esta lúcida conciencia
de amar a lo nunca visto
y de esperar lo imprevisto;
este caer sin llegar
es la angustia de pensar
que puesto que muero existo.

Si en todas partes estás,
en el agua y en la tierra,
en el aire que me encierra
y en el incendio voraz;
y si a todas partes vas
conmigo en el pensamiento,
en el soplo de mi aliento
y en mi sangre confundida
¿no serás, Muerte, en mi vida,
agua, fuego, polvo y viento?

Si tienes manos, que sean
de un tacto sutil y blando
apenas sensible cuando
anestesiado me crean;
y que tus ojos me vean
sin mirarme, de tal suerte
que nada me desconcierte
ni tu vista ni tu roce,
para no sentir un goce
ni un dolor contigo, Muerte.

Por caminos ignorados,
por hendiduras secretas,
por las misteriosas vetas
de troncos recién cortados
te ven mis ojos cerrados
entrar en mi alcoba oscura
a convertir mi envoltura
opaca, febril, cambiante,
en materia de diamante,
luminosa, eterna y pura.

No duermo para que al verte
llegar lenta y apagada,
para que al oír pausada
tu voz que silencios vierte,
para que al tocar la nada
que envuelve tu cuerpo yerto,
para que a tu olor desierto
pueda, sin sombra de sueño,
saber que de ti me adueño,
sentir que muero despierto.

La aguja del instantero
recorrerá su cuadrante,
todo cabrá en un instante
del espacio verdadero
que, ancho, profundo y señero,
será elástico a tu paso
de modo que el tiempo cierto
prolongará nuestro abrazo
y será posible acaso,
vivir después de haber muerto.

En el roce, en el contacto,
en la inefable delicia
de la suprema caricia
que desemboca en el acto,
hay el misterioso pacto
del espasmo delirante
en que un cielo alucinante
y un infierno de agonía
se funden cuando eres mía
y soy tuyo en un instante.

Hasta en la ausencia estás viva:
porque te encuentro en el hueco
de una forma y en el eco
de una nota fugitiva;
porque en mi propia saliva
fundes tu sabor sombrío,
y a cambio de lo que es mío
me dejas sólo el temor
de hallar hasta en el sabor
la presencia del vacío.

Si te llevo en mí prendida
y te acaricio y escondo;
si te alimento en el fondo
de mi más secreta herida;
si mi muerte te da vida
y goce mi frenesí
¡qué será, Muerte, de ti
cuando al salir yo del mundo,
deshecho el nudo profundo,
tengas que salir de mí?

En vano amenazas, Muerte,
cerrar la boca a mi herida
y poner fin a mi vida
con una palabra inerte.
¡Qué puedo pensar al verte,
si en mi angustia verdadera
tuve que violar la espera;
si en la vista de tu tardanza
para llenar mi esperanza
no hay hora en que yo no muera!