La leyenda de la Danza del Torito 

León, Guanajuato

Cultura, Identidad y Patrimonio

La leyenda de la Danza del Torito

Por Dirección de Identidad / Foto: Xosué Martínez   18/06/14

Diversas versiones coinciden en que la Danza del Torito llego a León a mediados del siglo pasado proveniente de Silao y Romita. Esta danza recupera símbolos de la colonia y de las haciendas. Los investigadores apuntan a la Hacienda de Chichimequillas como detonante: durante el herrado un toro se salió de control y generó su coreografía.

 

Los personajes tradicionales de la danza son: el toro, el caballito, la mulita, la maringuía (o tamalera), la borracha, el jorobado (jorobante o moco), el ermitaño ( o viejito), el diablo y la muerte. Lugo se incorporaron otros como el indio, la viejita o los charros (o monjes). La música de la Danza del Torito se ejecuta con tambor y flauta.

Y se conocen como jarabes a cada una de las melodías que acompañan a los personajes. En León es común ver grupos de esta danza que sólo utilizan el tambor ya que son escasos los ‘piteros’ (ejecutantes de flauta). Cada personaje tiene su jarabe y pasos característicos (aunque ha disminuido la ejecución de la variedad de piezas musicales así como los pasos). En el caso del tambor, su forma de tocarlo en León presenta variantes en comparación con Silao y Romita.

El hacendado (Caballito) entra a escena y trata de atrapar al Toro, como no puede llama al caporal (Mulita). Este tampoco lo consigue y aparece la Maringuía (hija del hacendado), que intenta tranquilizar al toro bailándole sensualmente. Tampoco lo logra y aparece la Borracha (nana o parte de la servidumbre), que baila y le ofrece bebida.

No tiene éxito y entra el Jorobante (hechicero o mago) para tranquilizar al Toro. Fracasa y le sigue el Viejito, que le muestra un gran rosario con un crucifijo. Luego llega el turno del Diablo, que hace todo lo posible para que el Toro embravezca. Al final llega la Muerte, que finalmente podrá vencerlo.

Luego de que los personajes aparecen uno a uno, sigue la ‘rejolina’ o ‘revuelta’: la entrada de los personajes que bailan y enfrentan al Toro, que los persigue en un ambiente chusco. Todo termina cuando el animal los derriba, excepto a la Muerte, que que logra vencerlo. Esta danza está muy ligada a las fiestas patronales, no por un sentido ritual o de misticismo, sino por su función festival. Es una forma de avisar de que en cierta colonia se llevará a cabo una fiesta patronal.

El sonido del tambor, de la flauta y el tronido del chicote son reconocidos por la gente como anuncio de fiesta. Los miembros de la Danza del Torito llegan a las fiestas temprano y luego de entrar al templo (si los dejan) bailan por las calles y descansan para comer. Por la tarde hacen cambio de vestuario para lucir el más vistoso e interpretan sus mejores bailes y jarabes. Bailan toda la tarde antes de la misa principal. En León también los contratan para fiestas particulares, bodas y quince años.

Hasta hace poco las máscaras se elaboraban con madera de patol. Ahora en su mayoría se hacen de fibra de vidrio: más resistentes y fáciles de reparar. Y casi todas provienen de Silao, donde se mantiene esta tradición artesanal.

En León hay grupos de la Danza del Torito en San Juan Bosco, Los Castillos, La Noria, El Paraíso, Joyas-Rizos, La Merced, San Felipe de Jesús, La Selva, Cerrito de Jerez y Cañada del Real. Los grupos están conformados por niños, jóvenes y adultos. Cuentan en promedio con 15 integrantes, que suelen ir de un grupo a otro, ayudándose a bailar el Toro o ciertos personajes. En su mayoría están integrados por personas de bajo nivel económico que tienen obtienen así un ingreso extra.

 

 


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